"¡No puedo cantar, ni quiero,
a ese Jesús del madero,
sino al que anduvo en el mar!"
--Antonio Machado, La
Saeta
En este poema Antonio Machado habla de la imagen típica de
Jesucristo que se ve en todo el mundo, la cual no es una representación muy
agradable que digamos. Se suele encontrar clavado y sangrando sobre la cruz con
la cara de agonía. Machado escribe que no desea ver a ese Jesús, el de dolor y
de tristeza sino que él quiere al que anduvo sobre el agua e hizo otros
milagros, el ser glorioso, no el cuerpo ya está por morir. Machado lo quiere
recordar como vivo, no como muerto.
Al pensar en La Saeta me hizo recordar algo que había leído por el presidente
Hinckley que igual se trata de la imagen de la cruz. En un mensaje de Abril de
2005 el Presidente explica la posición
de la Iglesia en cuanto a la cruz, dice que no quisiera ofender al mundo
cristiano que la ocupa sin embargo “the
cross is the symbol of the dying Christ, while our message is a declaration of
the Living Christ.”
A
continuación se explica que la forma de recordarle al Salvador debería ser
nuestra vida o sea debemos vivir y expresarnos de tal manera que la gente
reconoce nuestra fe y nuestro esfuerzo por seguirle a Cristo sin que tengamos
que ponernos un collar o decir que somos cristianos.
El Maestro vive, y creo que El
quisiera que siempre pensáramos de El así, como ser viviente. Claro que hay que
recordar Su Expiación y la angustia de ella, pero digo que es más importante
mostrar que ese sufrimiento no se hizo en vano por medio de nuestras acciones
justas. El murió para que hubiera esperanza de salvación y de felicidad para todo el género humano, y si nos acordamos
de Su muerte recordemos que a los tres días volvió a tomar su cuerpo para
siempre--no es un mensaje triste que digamos. Pues por algo se llama “El Plan
de Felicidad”. Así que como dijo Machado, recordemos al que anduvo sobre el
mar, al que traía y todavía trae un gozo inmenso, no al que estuvo en un madero.