El don Quijote tiene gestos, creencias e ideas
raras pero a su vez divertidas. Él busca aventura cuando al parecer no la hay.
Trata de vivir sus propias normas y de perseguir sus ideales de romance, honor
y valor. Siempre está inventando una nueva guion por la que va a dirigir su
vida. Pero se considera loco por los demás en su vida. Y aparte de su único amigo
Sancho, no tiene con quien relacionarse.
Vivir sin imaginar, sin soñar que la realidad puede
cambiar o sin esperar que pueda haber algo mejor es morir estando vivo. Cuando
nos alejamos de o no le hacemos caso a nuestra imaginación perdimos mucho
sentido en la vida. En parte lo que nos distingue de los animales son los
procesos cognitivos tal como el imaginar o el anticipar. Creo que el poder
tener esos procesos permite que nos divirtamos al hablar, leer y pensar e igual
ayuda a que podamos trabajar hacia una
meta que no se ve.
Sin embargo cuando uno se funda de completo en lo
imaginado la vida también pierde sentido porque llega a ser incapaz de lograr o
apreciar las cosas tangibles. El Quijote muestra que él no es capaz de hacer conexiones a las
personas reales por estar tan metido en su mundo inventado. Él está tan ocupado
pensado en como debería ser el amor o el romance que ni lo reconocería si el
amor verdadero le diera un golpazo en la cara.
Así que me gustó la historia del Quijote porque
pude aprender que en la vida hay que mantener un balance entre imaginar/ambicionar
y vivir/apreciar las cosas como son. Como el Quijote nunca debemos tener miedo
de vernos raros o de seguir un sueño justo y noble. Pero tampoco deberíamos actuar
tan raro que nos llegamos a aislar de la realidad y a perder el control sobre
ella. No podemos ignorar la realidad, sin embargo tampoco podemos dejar de
esperar que haya algo mejor.